La propiedad intelectual se aplica a cualquier creación original y reconoce una serie de derechos a sus autores desde el mismo momento de la creación, al margen de que se registre o no. Sin embargo no todo lo que se crea se puede patentar. Legalmente, la patente (un conjunto de derechos exclusivos garantizados al inventor de un producto) se aplica a un procedimiento, un método de fabricación, una máquina o un aparato o un producto que es nuevo, susceptible de ser explotado industrialmente y que ha requerido actividad inventiva.
Estas son algunas cosas que, de momento, no pueden patentarse:
- – los seres vivos o parte de ellos tal y como se encuentran en la naturaleza
- – los métodos matemáticos
- – las teorías científicas
- – los programas de ordenador o software, que se protegen por derechos de autor
- – las reglas y métodos de actividades intelectuales
- – las obras literarias o artísticas, que se protegen por derechos de autor
- – los métodos de diagnóstico, terapéuticos o quirúrgicos
- – los descubrimientos de sustancias naturales
- – las normas o reglas de un juego
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